viernes, 14 de junio de 2013

UN ENEMIGO DEL PUEBLO

TEATRO EN ANALISIS 010
POR: INES MUÑOZ AGUIRRE

UN ENEMIGO DEL PUEBLO






Actúan: Antonio Delli, Wilfredo Cisneros, Claudia Nieto, Jesús Hernández, Lidsay Castro, Jorge Dackar y Carlos Clemares.
Dirección General: Jesús Delgado
Sala Cabrujas. Los Palos Grandes

Cuando sales de ver Un enemigo del pueblo, la obra de Henri Ibsen que bajo la dirección de Jesús Delgado se presenta en la Sala Cabrujas, sales con una sensación de haberte re- encontrado con el teatro.  Ese teatro que para  Bertolt Brecht cumplía con un objetivo  fundamental concienciar al espectador de la necesidad de transformar la sociedad. En la búsqueda de hacer del teatro casi un aula abierta insistió en su Teoría del Distanciamiento.  Ese mismo teatro que cuando revisamos a autores de la talla de Chejov, Williams, Lorca, o Friedrich Dürrenmatt por mencionar solo a algunos nos habla de un momento especifico, de una historia determinada que de manera directa o indirecta refleja la historia de un país.
El reencuentro al que hacemos mención se debe a que podemos descubrir que existen directores comprometidos con la conquista que debe librar el arte para no permanecer indiferente ante lo que ocurre. El camino que debe transitar para establecer el compromiso que debe tener todo creador y que en el caso del teatro no puede remitirse solamente al divertimento. Después de ver esta obra solo nos queda pensar que el siguiente paso de directores comprometidos como Delgado con un teatro de reflexión, será el de la investigación, el acercamiento y la muestra de la dramaturgia venezolana que refleja la historia de lo que nos ha tocado vivir como sociedad.  
Sin embargo, a pesar de ser una obra publicada en 1882,  no hay duda que uno de los elementos que más nos impacta es que UN ENEMIGO DEL PUEBLO hace referencia a muchos de los temas que hoy en día nos inquietan como sociedad. En Un enemigo del pueblo, el autor relata la historia del doctor Thomas Stockmann y de una ciudad cuyo balneario es la principal atracción turística y el motor de la economía local. El Dr. Stockmann es una de esas personas que poseen firmes principios y sucede que descubre en el agua una bacteria contaminante, capaz de poner en riesgo la salud de toda la población. A partir de ello se propone advertir a los demás acerca de semejante peligro. Esta decisión lo enfrenta a los poderosos de la ciudad, a los periodistas y a su propio hermano, el alcalde.
Además de la validez de los planteamientos de la obra y la actualidad de la misma,  hay que resaltar el trabajo impecable que logra todo el grupo Emergente, las imágenes y la música con que se inicia el montaje ambientan a un publico que es advertido a través de dicha introducción que lo que está por venir no será nada fácil.  La escena introductoria que forma parte del concepto estético de su director, se presenta como una especie de preparación para un conflicto que se desarrolla en constante crecimiento. Las actuaciones resaltan las características de cada uno de los personajes, en un equilibrio actoral que atrapa al espectador, aunque es inevitable mencionar a Antonio Delli en el personaje de Thomas Stockmann y Wilfredo Cisneros quien alcanza una excelente interpretación de su personaje.  El momento del juicio, es uno de los mejores momentos del montaje, se unen las actuaciones, el ritmo y la imagen lograda con el pueblo que casi se confunde con el publico asistente a la sala. Los colores, la ambientación y la atmósfera me recordó por momentos a los trabajos que durante años ha caracterizado el teatro dirigido por Tadeus Kantor. Un teatro de sombras, de seres deformes no solo por como se presentan, sino por los sentimientos que afloran en ellos, personajes que bien podrían entenderse como sombras que acechan y que son acechados según los giros que toma la historia. La puesta en escena, el vestuario y el maquillaje se usan como elementos que refuerzan lo soterrado de aquello que anda por las cañerías.
Un enemigo del pueblo es una obra que no sólo no te debes perder, sino que debes hacer  que toda persona que conozcas por sus inquietudes frente al país, la vaya a ver y se lleve consigo para la reflexión la interrogante que ha servido para promocionar la obra: ¿Las mayorías siempre tienen la razón?

domingo, 12 de mayo de 2013

TEATRO EN ANALISIS 009
Por: Inés Muñoz Aguirre
La Ratonera





Es un placer entrar a un espacio teatral en nuestra ciudad y encontrarse con una gran escenografía, de salones, ventanales, bibliotecas, escaleras. No es que eso indique que vamos a ver buen teatro, pero es el primer indicio de que hay un trabajo serio y eso siempre alimenta nuestras expectativas. Ya hemos tenido mucho tiempo descubriendo el quita y pon, de la escena compartida.
En el montaje de La Ratonera, no se puede negar que a medida que avanza la obra nos sentimos conquistados por el trabajo de un grupo de actores venezolanos que se enfrentan a quizá uno de los textos más famosos de Agatha Cristie, estrenado por primera vez en Londres en  1952 y cuya historia transcurre en la sala principal de la casa de hospedaje de Monkswell Manor, ubicada en las afueras de la ciudad.
Esta obra dirigida por Vladimir Vera, logra mantener la atención del espectador quien se ve envuelto no solo por una historia considerada uno de los mejores textos del teatro contemporáneo, debido a la sostenida intriga que entrelaza la vida de unos personajes atrapados por una tormenta de nieve, sino por el impecable trabajo de actuación realizado por cada uno de los interpretes de los personajes: Verónica Schnenider, Gerardo Soto, Nacho Huett, Flor Elena González, Gonzalo Veluttini, Paula Woysechowsky, Augusto Galíndez y Martín Brassesco.
Sobrios como los personajes que les toca representar, descubrimos en ellos un trabajo consistente, creativo y capaz de construir con cada una de sus acciones la trama llena de suspenso que mantiene en vilo al espectador.
Las funciones de La Ratonera, producida por Nohely Arteaga y Catherina Cardozo rondan las cien, lo cual indica que el publico venezolano está ávido de buen teatro, de buena dramaturgia, de obras que no están escritas con la intención de agotar la taquilla valiéndose de lo superficial y de la risa fácil, sino que son obras cuya calidad les ha permitido trascender en el tiempo y que se convierten en nuestro medio teatral en un reto a la actuación, a la dirección y a la producción. El público venezolano ha reconocido esta obra al respaldar un trabajo sobrio, en el que se han cuidado todos los detalles y en la que a medida que avanza nos atrapa por unos personajes que se sienten vivos, capaces de atraer sobre ellos la atención de los espectadores quienes se recrean en  las características que sobresalen en cada uno, un trabajo impecable, sostenido  entre el gris, la calma y la invitación a la sospecha que logra Gerardo Soto para su personaje o el extremo del personaje interpretado por Augusto Galíndez quien logra el rechazo, la repulsión, el juego con lo siniestro y lo deforme, hasta recordar los esperpentos de Valle Inclán. O la delicadeza, el empeño, el gesto nervioso e insatisfecho que se logra en la protagonista de la obra, a la rudeza y contundencia del personaje interpretado por Paula Woysechowsky. Cada uno de los personajes está allí, palpitantes, cada uno mejor que el otro.  La Ratonera se consolida como una propuesta que tenemos que reconocer, aplaudir e invitar a ver, a los que todavía no lo han hecho. 

viernes, 3 de mayo de 2013


TEATRO EN ANALISIS 008
Por: Inés Muñoz Aguirre
POSDATADOS





AUTORA: NAYA JIMENEZ
ACTORES: Nattalie Cortez;  Matilda Corral; Teo Gutiérrez; Alexandra Vivas G; Fernanda Godoy
DIRECCION: Nattalie Cortez



POSDATADOS no es una obra de teatro desde el punto de vista de la estructura formal a la que responde la escritura de una pieza, son 5 monólogos. Independientes el uno del otro, escritos en distintos tiempos y con distintas emociones capturadas todas por su autora Naya Jiménez. Precisamente en esto radica el llamado de atención sobre un trabajo que vale la pena ver y que vale la pena tener presente para hablar de dramaturgia y hablar de dirección.
La directora de la obra Nattalie Cortez, logró conseguir el ambiente propicio para desarrollar su propuesta. Desde el momento en que se entra a la sala hay en el ambiente la temática de la angustia. La música no puede pasar desapercibida, su repetición de ideas, acentuada por la repetición de frases de los distintos monólogos en la pared y en el piso, nos preparan para descubrirnos sumidos en esa angustia permanente que significa ser mujer, con todas las cargas de retos, responsabilidades y negaciones que ello implica.
La imagen con la que se inicia la puesta estéticamente contundente, llamativa, impecable. Es así como el montaje nos conducirá por los distintos textos hilvanados por el espacio, por la presencia de un músico que a ratos ejerce de distanciador y por un trabajo actoral alcanzado con la sobriedad necesaria para que la idea no se nos escape de las manos. La mujer está allí, aun en los textos que le toca representar a los hombres. Ya en otras oportunidades ha sido tratado el tema de la maternidad en la dramaturgia femenina venezolana, pero nunca había sido tratada a través de la angustia que produce en un hombre, las distintas visiones que se proyectan sobre ello, pero todas conduciendo a lo mismo que tiene que ver con el hijo instalado en la barriga, en el medio de las piernas, en el medio de la pareja y de la vida misma. Una visión, que planteada a través de un hombre se vuelve dura, rotunda, reflexiva y retadora.
El momento cumbre se alcanza en el monologo de Matilda Corral,  con una actuación impecable que pone sobre el escenario sus dotes de actriz con talento pero estudiada, preparada para ello. Allí, se concentran todos los planteamientos de Naya Jiménez como autora;  allí descubrimos habitando en un vestido lleno de colores, todos los matices del querer ser, de tener ambiciones, ideas, sueños, toda una gama que queda amarrada a las condiciones sociales, a las expectativas de los otros y que al final se convierten en la fuerza necesaria para auto sabotearse y para quedar allí, aparentemente conforme porque se está cumpliendo con lo previsto.  Este monologo es una estocada. Difícilmente el espectador puede levantarse de su asiento sin pensar que las risas con que se ha expresado a lo largo de la hora y diez de la propuesta, también tienen su precio.
POSDATADOS hay que verla como una forma totalmente distinta de plantear un tema que parece ser un pozo sin fondo,  distinta porque se ha logrado un montaje que la aleja de la propuesta teatral fácil y porque el humor con el que su autora expresa las ideas, es un humor fino, de altura, con clase. Porque lo femenino se refuerza y porque las preguntas se acentúan.
POSDATADOS debe tener la oportunidad de que más personas vean este montaje, así como los lectores interesados por leer y seguir la dramaturgia venezolana tendrán la oportunidad muy pronto de disfrutar de un libro que con el mismo nombre, reunirá estos y otros monólogos de la autora, bajo el sello de PUBLICARTE.

martes, 30 de abril de 2013


TEATRO EN ANALISIS:007
Por: Inés Muñoz Aguirre


PRIMERO MUERTA QUE BAÑADA EN SANGRE 
Autora: Indira Páez. 
Actrices: Jeannette Lehr, Paloma Márquez y Sandra Velasco 
Dirección: Mariela Romero 




Son varias las autoras de nuestro país que atraídas por el tema femenino, por las interrogantes que se hacen las mujeres a diario y básicamente por los bemoles de la relación con los hombres han llenado paginas y paginas de reflexiones que luego son llevadas a las tablas. Es así como Mónica Montañés, Elizabeth Fuentes o Indira Páez, escrudiñan en una sicología que da para mucho. En Miami, en una nueva sala administrada por la Fundación para El Nuevo Teatro, la obra Primero muerta que bañada en sangre de Indira Páez ha sido llevada a escena bajo la dirección de otra dramaturga venezolana como lo es Mariela Romero. La obra integrada por tres piezas cortas permitió que la puesta se fraccionara en tres espacios distintos de la sala, creando con ello atmosferas independientes. La primera obra que se desarrolla en la funeraria donde tendrán la oportunidad de encontrarse la esposa y la amante del difunto, con la intermediación de la hija como personaje catalizador entre la protagonista y la antagonista, logra como historia sostenerse en una estructura dramáticamente muy bien resuelta. Las actrices Jeannette Lehr, Paloma Márquez y Sandra Velasco dan vida a los personajes sosteniendo una interrelación que nos las muestra cómplices en la consecución de entretejer juntas los hilos que al final amarraran a los personajes. La dinámica se rompe con la segunda pieza, que invita al espectador a girarse sobre la silla para seguir a las actrices quienes se desplazan de un extremo a otro enfundadas en sus boas de colores y quienes a través de sus canciones, disertan sobre el alma herida, sobre esa especie de despecho permanente que se viste de lentejuelas quizá con la esperanza de dar brillo a las letras desgarradas, de tanto amor insatisfecho. La tercera pieza centra a los personajes en una peluquería. Este es quizá el texto más dramático de esta trilogía de Páez, porque enfrenta a la mujer a si misma, a su vientre, a sus hormonas, a sus senos, a su carácter de reproductora que no necesariamente debería ser imposición, ni instinto. La inocencia, la complacencia y el cuestionamiento se reparten abordando el tema a través de tres mujeres para ser representadas por tres embarazadas. El tiempo se nos fue volando. Disfrutamos de tres actrices capaces de estar hasta el último instante de la pieza indagando sobre los más diversos sentimientos de sus personajes, interrelacionándose con la calidez del público que asiste a esta sala que ofrece además una alternativa a los habitantes de Doral y de todas las zonas cercanas. Mariela Romero, Martha Pabón, Evelyn ¨Coco¨Mata y Patricia Chávez trabajan consecuentemente para consolidar un espacio, que además con esta obra pudimos percibir como un canal directo, una extensión para mostrar la buena dramaturgia que se produce en nuestro país y que es muy bien recibida en el exterior por su carácter al abordar temáticas de interés general. Apoyo a El Nuevo Teatro ubicado en 2500 NW 79th Ave. Suite 205. Doral, Fl.33178

GORDA
Por Inés Muñoz Aguirre

TEATRO EN ANALISIS 006
por: Inés Muñoz Aguirre



Obra: Gorda
Autor: Neil Labute
Actores: Liliana Meléndez; Luis Gerónimo Abreu; Antonio Delli y Marta Estrada
Dirección: Héctor Manrique



Gracias a la crisis que atraviesa nuestro país, los artistas están trabajando sin parar, porque han tenido que asumir el reto de llevar adelante sus carreras sin depender de los subsidios estatales. Con suerte, lo que para otros podía significar una caída, se ha convertido para ellos en un reto, que nos ha llevado a contar con una variada cartelera teatral. Una cartelera que sorprende por su variedad y que nos confronta con un teatro que no se hace solo para reír.  El fantasma de un público fácil siempre ronda, pero trabajos como la obra de Neil Labute:  Gorda; abren un camino a descubrir un espectador que se ríe y que transita delicadamente hacia la reflexión sobre los valores de la sociedad contemporánea. 
Desde su presentación más sencilla GORDA nos cuenta la historia de Tommy, un hombre que se enamora de Helena, una mujer inteligente, graciosa, sensual, divertida y con 30 kilos de más.  Sus amigos lo hostigan con comentarios que lo conducen a enfrentarse con sus propios preconceptos acerca de las apariencias. Cuatro personajes parecen perseguirse los unos a los otros en una situación en la que el colorido, la iluminación y la música nos tienden la trampa. Es una obra que nos conmueve y que invita a la reflexión. Es una obra dura como es la dramaturgia de Neil Labute, un dramaturgo controversial que se ha caracterizado por sus aguzadas e inquietantes representaciones de las relaciones humanas. La sexualidad, la sordera;  la maldad, la religiosidad; hasta abordar uno de los temas más sensible de los americanos como lo es el once de septiembre. Labute juega con las realidades y muchas veces se ha visto cuestionado por la sociedad que el cuestiona, pero indudablemente bajo unos visos de éxito, si amarra los resultados de su trabajo al concepto de que siempre la verdad triunfa.
La puesta en escena de Héctor Manrique no deja lugar a duda sobre la buena utilización del espacio y de los recursos escenográficos que muy bien manejados por los actores dan respuesta de todas las necesidades de representación de la pieza. Un movimiento sin pausa no deja tiempo para el despiste por parte del espectador, por el contrario el paso de un cuadro a otro de la pieza se hace con tal dinamismo que no se puede ignorar el excelente juego interpretativo que logran Antonio Delli y Marta Estrada para realizar dichos cambios, rosando un agradable concepto de picaresca  que nutre el desarrollo de la historia. Eliminando a su vez la estructura formal de unos espacios convencionales.
La historia principal recae sobre Luis Gerónimo Abreu y Liliana Meléndez, quienes logran construir unos personajes en los cuales no se les escapa detalle. El personaje de Meléndez conquista, atrapa al espectador quien inconscientemente asume su velada defensa.  A medida que avanza la obra podemos apreciar las transformaciones de ambos personajes hasta el punto de conmover al espectador, quien se involucra por completo en la historia de estos dos personajes que se confrontan a sus emociones, a sus miedos y a sus soledades tan particulares. Cada uno desde su espacio, pero destacando la honestidad de la gorda que se muestra desde el principio, transparente, tal cual es. Sin dobleces.
También son personajes solos, los compañeros de trabajo de Tommy. El personaje interpretado por Delli, levanta en el público exclamaciones de asombro. Su sarcasmo y su desfachatez se convierten en una sorpresa permanente, en la que el personaje parece retarse de forma constante con el objeto de superarse a sí mismo.  En su momento de mayor debilidad reconoce los efectos que ha tenido sobre él, ser hijo de una mujer gorda. La venganza, la burla y la humillación se convierten en armas letales con los que prefiere herir a quienes le rodean, aunque en el fondo sabe que no sale ileso de tanta agresividad.  Antonio Delli juega con buena parte de sus recursos interpretativos para poner el público a su favor. Martha  Estrada desarrolla un personaje a la altura de sus circunstancias. Un personaje que invita a establecer el contraste entre dos figuras, dos conceptos de vida y dos formas opuestas de manejar sus sentimientos.
La risa y las emociones están servidas en este trabajo que vale la pena ver y sobre todo, reflexionar luego sobre su planteamiento.